CAMBIA...TODO CAMBIA
En la vida existen cientos de circunstancias que implican
mayor o menor grado de conflicto. Conflicto entendido en términos de tensión,
confusión, sentimientos encontrados. Uno se siente incómodo, diferente, aún
cuando la situación se encuentre controlada o en vías de ser resuelta.
Ejemplos de estos acontecimientos son el casamiento, un
nuevo trabajo, una mudanza o el nacimiento de un hijo, entre otros. Cuando
estas experiencias ocurren, uno sabe que se avecina un gran cambio. Cómo será?
¿Cómo lo haré? ¿Podré? ¿Y si pasa que…? Las dudas son miles. Y es lógico: hasta
ahora,uno venía manteniendo cierto grado de equilibrio, producto de una armonía
conquistada y conservada durante mucho tiempo. Cada ficha en su lugar permitía
que las cosas marcharan a su ritmo. De pronto, mover una sola pieza implica
tener que rearmar el rompecabezas completo.¡Vaya trabajo!
En el caso de los adultos, la mayoría de estos
cambios pueden ser planificados; nos organizamos, armamos y desarmamos
mentalmente hasta que decidimos el CUÁNDO y el CÓMO. Aún así, no siempre sale
tal cual lo hemos proyectado.
Y los chicos…¿qué pueden elegir? ¿cuándo y
cuánto pueden preparase para los cambios? Lo cierto es que son los padres
los que deciden y ellos, sencillamente, deben aceptar…
MI CASA
Una vivencia especial es el cambio de casa.
Guardarlo todo para abandonar ese espacio tan propio y trasladarse a otro
lugar, bastante más desconocido. Sin comprender demasiado, el niño debe
abandonar su hogar, su dormitorio, los espacios impregnados con su olor, los
recuerdos, las vivencias (quizás también alguna seña particular escrita con
marcador o rasguñada con un clavito en la parte más oculta de un zócalo). Y además,
debe llamar “casa” a un lugar que, por cierto, no significa nada.
¿Por qué debería interpretar esta
despedida como algo bueno, agradable, cuando en realidad sus sentimientos le
indican lo contrario? Probablemente le hayan explicado varios motivos de la
mudanza: que está más cerca de la escuela, que es más grande, que tendrá un
dormitorio para él solo. Sin embargo, se muestra insatisfecho: quiere quedarse
en SU casa, seguro de que “es chiquita pero es nuestra casa”.
DESPEDIDAS DIFICILES
Situaciones como ésta
suponen una pérdida, despedirse de algo querido y desprenderse,
despegarse…¡cuesta!. Si hasta a nosotros mismos nos genera tristeza tener que abandonar
algunas cosas, aún sabiendo que es algo que nos beneficiará.
Contamos además con
cierto privilegio del que un niño pequeño no goza aún: podemos explicar
con palabras lo que sentimos y lo que pensamos acerca de ese adiós. En
cambio, el chiquitín-que recién empieza a entrenarse en el uso del lenguaje-no
puede traducir en palabras qué es exactamente lo que pasa por su mente y su
corazón. Probablemente ante un hecho que le provoca incertidumbre, el niño
actúe de manera diferente a la habitual. Quizá esté callado, o demasiado gritón,
peleador, caprichoso…Es su modo de expresarse y la manera en que puede
manifestar su inquietud; la incomprensión de la situación y la bronca que le
genera el sentirse despojado.
En estas
circunstancias, los padres deben ser sus primeros aliados. Empatía, es la
palabra clave.
Se llama empatía
a la capacidad de ponerse en el lugar del otro, en el tiempo del otro y en las
necesidades del otro, para intentar captar sus sentires, escuchando con el
corazón qué es lo que él está
pasando ( y no lo que “le” está pasando). Porque no se trata de
una circunstancia que “le”
sucede al pequeño sino de cómo
él está vivenciándola. Entonces sí se lo podrá comprender
verdaderamente.
PONER EL CORAZON
La comprensión
genuina es un reclamo diario por parte de los chicos. El llanto doloroso por
ese autito roto requiere una especial atención, muy lejana del “dejá de llorar
que te compro otro!”. Tampoco el sollozo incontenible es comprendido si luego de
una ridícula caída frente a los amigos, la respuesta es “pero no seas maricón,
si no fue para tanto”.
De lo que se
trata es de poner el crazón a la altura de los sentimientos de un niño ( de ese
que solíamos ser hace apenas unas décadas).
ANTICIPAR
En los
pequeños apenas se empieza a esbozar la capacidad de anticipación. Por un
tiempo, sólo sabràn vivir AHORA. Las palabras "ayer", "mañana",
además de resultarles vacías de contenido, aparecen dichas por los adultos sólo
para crearles confusión. Las cosas suceden y entonces se van “viviendo”,
a medida que las experiencias aparecen.
Es cierto
también que hay circunstancias en la vida que nos resultan sorpresivas. Son aquellas
que, por inesperadas, nos arrebatan momentáneamente la capacidad de pensar. Y
lo primero que nos surge en la mente es ¿Por qué? ¿Qué pasó?
Cuando
sabemos que algo deseado va a ocurrirnos, ya de antemano empezamos a disfrutarlo.
Por el contrario, cuando se trata de una situación difícil, la posibilidad de
ordenar nuestras ideas, imaginar posibles respuestas anticipar las
consecuencias, nos permite cierto grado de poder sobre la situación, de
control. Barajamos mejor las opciones y podemos optar.
Toda
experiencia que pueda anticipársele e un niño pequeño, será vivida por él con
mayor seguridad y tranquilidad. Cuando se avecinan hechos importantes de cambio
es bueno prepararlo haciéndolo partícipe del proceso de modo que, al final no
lo tome por sorpresa.
ENFRENTAR LOS DESAFIOS
Las maneras en que un niño comprende los hechos de la vida pueden aparecer expresadas en comentarios, dibujos, juegos, comportamientos. Lo importante es mantenerse alerta para ayudarlo a asimilar la experiencia de un modo más ajustado posible a lo real.
Las maneras en que un niño comprende los hechos de la vida pueden aparecer expresadas en comentarios, dibujos, juegos, comportamientos. Lo importante es mantenerse alerta para ayudarlo a asimilar la experiencia de un modo más ajustado posible a lo real.
Acompañar al niño, permitirle jugar con la imaginación puede ayudarlo a
decir, a su manera, cuáles son sus temores y fantasías, qué piensa y qué
siente.
Porque si bien, al igual que el
adulto, está sometido a la realidad que se impone, hacérsela comprensible lo
ayudará a descubrir que los cambios en la vida son desafíos que vale la pena
enfrentar.