CURRICULUM VITAE

Wednesday, May 8, 2013



CAMBIA...TODO CAMBIA

               En la vida existen cientos de circunstancias que implican mayor o menor grado de conflicto. Conflicto entendido en términos de tensión, confusión, sentimientos encontrados. Uno se siente incómodo, diferente, aún cuando la situación se encuentre controlada o en vías de ser resuelta.
                Ejemplos de estos acontecimientos son el casamiento, un nuevo trabajo, una mudanza o el nacimiento de un hijo, entre otros. Cuando estas experiencias ocurren, uno sabe que se avecina un gran cambio. Cómo será? ¿Cómo lo haré? ¿Podré? ¿Y si pasa que…? Las dudas son miles. Y es lógico: hasta ahora,uno venía manteniendo cierto grado de equilibrio, producto de una armonía conquistada y conservada durante mucho tiempo. Cada ficha en su lugar permitía que las cosas marcharan a su ritmo. De pronto, mover una sola pieza implica tener que rearmar el rompecabezas completo.¡Vaya trabajo!

                  En el caso de los adultos, la mayoría de estos cambios pueden ser planificados; nos organizamos, armamos y desarmamos mentalmente hasta que decidimos el CUÁNDO y el CÓMO. Aún así, no siempre sale tal cual lo hemos proyectado.

                   Y los chicos…¿qué pueden elegir? ¿cuándo y cuánto  pueden preparase para los cambios? Lo cierto es que son los padres los que deciden y ellos, sencillamente, deben aceptar…


MI CASA
                    Una vivencia especial es el cambio de casa. Guardarlo todo para abandonar ese espacio tan propio y trasladarse a otro lugar, bastante más desconocido. Sin comprender demasiado, el niño debe abandonar su hogar, su dormitorio, los espacios impregnados con su olor, los recuerdos, las vivencias (quizás también alguna seña particular escrita con marcador o rasguñada con un clavito en la parte más oculta de un zócalo). Y además, debe llamar “casa” a un lugar que, por cierto, no significa nada.
                     ¿Por qué debería interpretar esta despedida como algo bueno, agradable, cuando en realidad sus sentimientos le indican lo contrario? Probablemente le hayan explicado varios motivos de la mudanza: que está más cerca de la escuela, que es más grande, que tendrá un dormitorio para él solo. Sin embargo, se muestra insatisfecho: quiere quedarse en SU casa, seguro de que “es chiquita pero es nuestra casa”.

DESPEDIDAS DIFICILES
                         Situaciones como ésta suponen una pérdida, despedirse de algo querido y desprenderse, despegarse…¡cuesta!. Si hasta a nosotros mismos nos genera tristeza tener que abandonar algunas cosas, aún sabiendo que es algo que nos beneficiará. 
                         Contamos además con cierto privilegio  del que un niño pequeño no goza aún: podemos explicar con palabras  lo que sentimos y lo que pensamos acerca de ese adiós. En cambio, el chiquitín-que recién empieza a entrenarse en el uso del lenguaje-no puede traducir en palabras qué es exactamente lo que pasa por su mente y su corazón. Probablemente ante un hecho que le provoca incertidumbre, el niño actúe de manera diferente a la habitual. Quizá esté callado, o demasiado gritón, peleador, caprichoso…Es su modo de expresarse y la manera en que puede manifestar su inquietud; la incomprensión de la situación y la bronca que le genera  el sentirse despojado.
                          En estas circunstancias, los padres deben ser sus primeros aliados. Empatía, es la palabra clave.
                           Se llama empatía a la capacidad de ponerse en el lugar del otro, en el tiempo del otro y en las necesidades del otro, para intentar captar sus sentires, escuchando con el corazón qué es lo que él está pasando ( y no lo que “le” está pasando). Porque no se trata de una circunstancia que “le” sucede al pequeño sino de cómo él está vivenciándola.  Entonces sí se lo podrá comprender verdaderamente.

PONER EL CORAZON
                           La comprensión genuina es un reclamo diario por parte de los chicos. El llanto doloroso por ese autito roto requiere una especial atención, muy lejana del “dejá de llorar que te compro otro!”. Tampoco el sollozo incontenible es comprendido si luego de una ridícula caída frente a los amigos, la respuesta es “pero no seas maricón, si no fue para tanto”.
                            De lo que se trata es de poner el crazón a la altura de los sentimientos de un niño ( de ese que solíamos ser hace apenas unas décadas).

ANTICIPAR
                             En los pequeños apenas se empieza a esbozar la capacidad de anticipación. Por un tiempo, sólo sabràn vivir AHORA. Las palabras "ayer", "mañana", además de resultarles vacías de contenido, aparecen dichas por los adultos sólo para crearles confusión.  Las cosas suceden y entonces se van “viviendo”, a  medida que las experiencias aparecen. 
                              Es cierto también que hay circunstancias en la vida que nos resultan sorpresivas. Son aquellas que, por inesperadas, nos arrebatan momentáneamente la capacidad de pensar. Y lo primero que nos surge en la mente es ¿Por qué? ¿Qué pasó?
                              Cuando sabemos que algo deseado va a ocurrirnos, ya de antemano empezamos a disfrutarlo. Por el contrario, cuando se trata de una situación difícil, la posibilidad de ordenar nuestras ideas, imaginar posibles respuestas anticipar las consecuencias, nos permite cierto grado de poder sobre la situación, de control. Barajamos mejor las opciones y podemos optar.
                              Toda experiencia que pueda anticipársele e un niño pequeño, será vivida por él con mayor seguridad y tranquilidad. Cuando se avecinan hechos importantes de cambio es bueno prepararlo haciéndolo partícipe del proceso de modo que, al final no lo tome por sorpresa.

ENFRENTAR LOS DESAFIOS
                               Las maneras en que un niño comprende los hechos de la vida pueden aparecer expresadas en comentarios, dibujos, juegos, comportamientos. Lo importante es mantenerse alerta para ayudarlo a asimilar la experiencia de un modo más ajustado posible a lo real.
                               Acompañar al niño, permitirle jugar con la imaginación puede ayudarlo a decir, a su manera, cuáles son sus temores y fantasías, qué piensa y qué siente.
Porque si bien, al igual que el adulto, está sometido a la realidad que se impone, hacérsela comprensible lo ayudará a descubrir que los cambios en la vida son desafíos que vale la pena enfrentar.

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